Durante muchos años la ley no ha sido, desde el punto de vista reproductivo, tan generosa con las mujeres como con los hombres. Ellos han podido congelar y conservar sus espermatozoides. Nosotras no.
Durante años mujeres con diagnóstico de cáncer que iban a ser sometidas a quimio y radioterapia se han visto abocadas a elegir la lucha por su vida antes que tener descendencia, y vieron mermada o anulada su capacidad reproductiva con los tratamientos adecuados para tratar su cáncer. No pudieron guardar ni pretender conservar su tejido ovárico. Las que han logrado sobrevivir desean ser madres, tener hijos, pero sólo podrán conseguirlo con la generosidad de quien entienda su situación: con los óvulos que otras mujeres les donen.
Mujeres que durante años no han gestado por su trabajo, su estilo de vida, porque no han encontrado a la persona con la que formar una familia para recorrer el camino se encuentran hoy con que sólo podrán gestar si otras mujeres les donan óvulos, porque en sus ovarios no quedan.
Las mujeres nacemos con los óvulos que vamos a gastar. Considerando nuestros dos ovarios como dos cestitos de fruta (y esa fruta son nuestros óvulos), cada mes, desde nuestra primera regla, gastamos entre 800-1.000 óvulos, y los médicos y los biólogos no sabemos por qué.
Muchas mujeres sufren un Fallo Ovárico Precoz. Sus ovarios no tienen óvulos, sus cestitas están vacías. Muchas mujeres han sido sometidas a intervenciones quirúrgicas en las que se les ha extirpado un ovario, su reserva de óvulos disminuyó en ese momento a la mitad, muchas mujeres no gestarán un hijo jamás sin la generosidad de otra mujer. Si puedes: DONA ÓVULOS
España es el país con más donantes de órganos del mundo, España es un país lleno de generosidad y solidaridad. La donación de ovocitos es un procedimiento legal, contemplado bajo la legislación vigente, perfectamente regulado y con él ayudarás a mujeres que viven con un anhelo: ser madres. DONA ÓVULOS.
Dar es lo único que nos devuelve la dignidad de ser humanos, dar, aunque sea la lata. Dar a los otros es en definitiva darse a uno mismo. La satisfacción de poder ayudar, de servir, de entrega, de ser solidario en esta vida que tenemos llena de estrés y de prisa, llena de trabajos y problemas, pero también llena de tiempo, de sol y de seres humanos a los que apenas vemos, y no les vemos por qué en ocasiones nadie nos ha hablado de ellos. Voy a hablaros de las mujeres que viven pendientes del anhelo de ser madres, y no pueden. Jamás llegaré a comprenderlas verdaderamente, porque una parte del sufrimiento del ser humano se vive en soledad, y nadie, ni siquiera los médicos que tendemos la mano y procuramos poner el alma, alcanzamos a ese rinconcito en que uno se encuentra con uno mismo. Partiendo de ahí quiero contaros los ojos de esperanza que he podido compartir desde el otro lado de la mesa que separa a un médico de un paciente, en este caso de una pareja, de una mujer y de un hombre.
Siempre intento evitar sufrimiento, pero no siempre lo consigo. La frustración de una mujer que no tiene óvulos es tal que no me cabe en las palabras. Y explicarles que ahí delante tienen un camino que recorrer para ser mamás me produce una profundísima satisfacción. Para ello es verdad que no sólo yo soy necesaria, yo no sería capaz sin vosotras: las mujeres que venís a verme con la voluntad de donar óvulos. Y os explico cómo se hace, en qué consiste, qué mujeres necesitan esos óvulos, que la donación es anónima (nadie sabe a quién le dona y nadie sabe quien le ha donado), voluntaria (después de todas las explicaciones del mundo nadie puede obligar a nadie a donar) y altruista: la donación sale del corazón. No se paga.
A veces se nos ha criticado porque compensamos económicamente a las mujeres que realizan una donación de ovocitos. ¿Cómo no vamos a hacerlo? Donar óvulos es un proceso que responsabiliza a la mujer que dona durante unos días, en ocasiones deja su trabajo esos días para estar en el centro, para llevar a cabo los controles que realizamos a sus ovarios, a veces su tiempo es para la donación. No se puede consentir que después de realizar un acto de tal generosidad también les cueste dinero. Pero no se paga la donación, porque sencillamente no tiene precio. Y se lo digo yo que me relaciono con receptoras de óvulos y donantes. Donar óvulos tiene mucha más envergadura que donar sangre o semen. A nadie se le critica por dar un bocadillo y un refresco a un donante de sangre. La Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida y aquellos que realizamos tratamientos con óvulos donados, consideramos aceptable una compensación económica aproximada de 900 euros a la mujer que dona, en concepto de gastos de desplazamiento y pérdida de alguna de sus jornadas laborales.
La mujer que dona óvulos es joven y sana. Perfecta y profundamente estudiada, incluidos sus genes y su perfil psicológico. La preparación de sus ovarios y la extracción de los óvulos es indolora y sencilla. Los riesgos son mínimos y el beneficio que vamos a producir en otra mujer es infinito, imponderable. Un hijo, un nuevo ser, lo mejor y más grande que la vida nos da a los seres humanos.
Desde aquí nuestro máximo respeto para todas aquellas mujeres que de forma desinteresada realizan una donación de ovocitos para que otras mujeres podamos ser madres. La donación de óvulos siempre implica, independientemente de los prejuicios de nuestro país y de nuestra cultura, una generosidad que quizá sólo podamos comprender bien los que hablamos con nuestras donantes en primera persona. Por eso, desde cualquier lugar en el que nos referimos a ellas les damos las gracias y les ofrecemos sinceramente nuestro mayor respeto y consideración.
Dra Manuela Roca
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